New Brunswick (Canadá) - Una misteriosa enfermedad cerebral se está extendiendo por Canadá. Ya han muerto 40 personas y cientos se han infectado con este patógeno desconocido hasta ahora. Las autoridades están preocupadas.

Calambres musculares severos, alteraciones visuales, alucinaciones: Una peligrosa enfermedad está aumentando en Canadá. La mayoría de los afectados tienen menos de 45 años. Lo que desencadena la peligrosa enfermedad no está nada claro.

Desde que el patógeno irrumpió por primera vez en la provincia de Nuevo Brunswick en 2019, más de 400 personas han enfermado. 40 de los afectados no sobrevivieron, informa el diario The Guardian citando cifras oficiales.

Aunque en un principio el Gobierno de la provincia especialmente afectada aseguró que se trataba de un caso de "cáncer" o "demencia", ahora se ha dado marcha atrás.

"Tenemos que investigar a fondo qué es lo que está enfermando a la gente", declaró Susan Holt (47), la recién elegida primera ministra de Nuevo Brunswick, al periódico National Post. "No sólo no sabemos cómo aislarla, diagnosticarla y tratarla, sino que no sabemos qué la está causando".

El Jefe de Gobierno de esta provincia del este de Canadá, de algo menos de 850.000 habitantes, se muestra preocupado: "La inexplicabilidad de la enfermedad es angustiosa. No saber cuál es la causa, qué pasará después, cuál será el tratamiento".

Ha pedido al gobierno federal de Ottawa más fondos para investigar mejor la misteriosa enfermedad.

Según el neurólogo Dr. Alier Marrero, que ha tratado a cientos de enfermos en su consulta, la misteriosa enfermedad se manifiesta a través de dolores en las extremidades, problemas de equilibrio, castañeteo de dientes, espasmos musculares severos, alteraciones visuales, ataques de pánico y alucinaciones. Los síntomas parecen similares a los de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

El médico sospecha que los pesticidas podrían ser los responsables del brote de la enfermedad neurodegenerativa. Pero el anterior gobierno provincial desestimó sus conocimientos.

"Mi estado está empeorando y las cosas se han vuelto mucho más difíciles", declaró una enferma a The Guardian. Sufre temblores musculares y mala coordinación, ya no puede cocinar porque apenas controla las manos y, por tanto, sólo puede comer platos preparados.

"Los políticos no quieren admitir que está pasando algo grave, porque entonces tendrían que enfrentarse a ello".