Miedo a ser detenidos: miles de mineros ilegales llevan semanas escondidos en una mina de oro
Johannesburgo (Sudáfrica) - Unos 4.000 mineros ilegales de Sudáfrica se niegan a salir del pozo de una mina de oro abandonada por miedo a ser detenidos. Los mineros llevan bajo tierra unas cuatro semanas, desde que la policía rodeó las salidas de la mina en el pueblo de Stilfontein, en la provincia del Noroeste.
A los familiares que normalmente llevan comida y bebida a los mineros al pozo se les ha denegado el acceso. En cuanto salgan a la superficie, se detendrá a los trabajadores ilegales, declaró el portavoz de la policía Sabata Mokgwabone.
El gobierno se ha negado a enviar equipos de rescate a los pozos, cerrados desde hace tiempo, por motivos de seguridad. Una ministra del gabinete del presidente, Khumbudzo Ntshavheni, declaró durante una rueda de prensa que no arriesgaría la vida de los rescatadores para ayudar a los delincuentes.
"Es importante subrayar que los mineros ilegales no están atrapados. Pueden salir a la superficie en cualquier momento si lo desean", afirmó Mokgwabone. En las últimas cuatro semanas ya se ha detenido a 1.000 mineros ilegales, según el portavoz policial.
Según Mokgwabone, un voluntario subió recientemente al pozo. "Calcula que hay unos 4.000 mineros ilegales bajo tierra y es obvio que algunos de ellos no gozan de buena salud", dijo Mokgwabone. El voluntario también dijo haber visto cadáveres.
Extranjeros buscan oro sin autorización
El duro comportamiento de la policía fue criticado públicamente esta semana.
La Comisión Sudafricana de Derechos Humanos (SAHRC) quiere ahora investigar la legalidad de la actuación policial. Los ministerios de Policía y Defensa afirmaron en un comunicado conjunto que quieren encontrar la forma de "actuar adecuadamente" para llegar a una "conclusión segura y legal".
Sudáfrica lleva décadas luchando sin éxito contra la minería ilegal. En particular, extranjeros indocumentados procedentes de países vecinos como Zimbabue, Lesoto y Mozambique entran sin permiso en minas abandonadas con la esperanza de encontrar oro.
Las comunidades vecinas se quejan de un mayor riesgo para la seguridad y de daños medioambientales debido a las actividades ilegales.