EE.UU. - Hace poco más de un mes, Blake Lively (37) presentó una demanda por acoso sexual contra su coprotagonista de "Just One More Time", Justin Baldoni (40). Pero él niega vehementemente las acusaciones y ahora contraataca.

Después de que el actor de 40 años ya interpusiera una demanda por el equivalente a 240 millones de euros contra el New York Times , ahora ha presentado otra por unos 388 millones de euros contra Lively y su marido Ryan Reynolds (48).

Como informó Page Six , el actor también arrastró al conflicto a la superestrella Taylor Swift (35), como prueban unos mensajes de texto.

Afirmó que había sido invitado por Lively y su marido para hablar sobre una escena reescrita en el guión.

Se dice que una "famosa y célebre amiga íntima" de la pareja -Taylor Swift- estuvo presente y celebró la escena reelaborada. Baldoni declaró que se sintió incómodo bajo la presión de la presencia de la megaestrella y del marido de Lively.

En su queja, también afirmaba que la actriz de 37 años se había vuelto cada vez más "intrusiva" en la producción de la película, mucho más allá del ámbito de su autoridad profesional.

"Por ejemplo, Lively insistió en tomar el control creativo sobre el vestuario de su personaje", dijo Baldoni.

En su denuncia, el hombre de 40 años también se refirió a las acusaciones de la demanda de Lively. Explicó que nunca había visitado a la actriz mientras amamantaba a su hijo.

Además, la discusión sobre su supuesta "adicción al porno" sólo había surgido en el contexto de una revisión de escenas.

También negó la supuesta campaña de desprestigio contra la ex estrella de "Gossip Girl" y explicó que ella misma era responsable de su mala reputación.

Su abogado también declaró: "También parece que Lively trabajó durante meses con el también poderoso New York Times para preparar una historia falsa y perjudicial que se utilizaría contra los demandantes."

Añadió que la demanda era una acción legal basada en una gran cantidad de pruebas no contaminadas que documentaban un artero intento de Lively y su equipo de destruir a Baldoni y a su equipo filtrando información sin fundamento, nueva y manipulada a los medios de comunicación.

"Dada nuestra disposición incondicional a presentar todos los mensajes de texto completos, correos electrónicos, grabaciones de vídeo y otras pruebas documentales intercambiadas en tiempo real entre las partes, está claro que esta es una batalla que ella no ganará y de la que seguramente se arrepentirá", concluyó.