Un hombre (55) tiene una enfermedad terminal: tras un amargo diagnóstico, toma una decisión
Texas (EE.UU.) - Doug Ruch es un enfermo terminal de cáncer de próstata. Lleva luchando contra la muerte desde 2021 y los médicos le han dado un máximo de 18 meses de vida.Se ha gastado todos sus ahorros en tratamientos (super)vitales. Pero este hombre de 55 años no se deja abatir, sino todo lo contrario.

"Pensé: tengo dos opciones. Puedo sentarme en casa y esperar a morir o puedo salir y vivir", declaró a la emisora de radio KGO.
Ruch optó por la segunda opción, ahora viaja en una misión especial y quiere hacer algo bueno en sus últimos días. Su objetivo: ser voluntario en cada uno de los 50 estados de EE.UU. y ayudar a otras personas.
Durante su gira "Morir para servir", este hombre de San Antonio (Texas) ha podido experimentar muchas cosas maravillosas. Esto ha sido beneficioso para su salud, como declaró a People en una entrevista. "El mañana nunca está garantizado para ninguno de nosotros y ahora puedo vivir como si no hubiera mañana", dijo el hombre de 55 años.
Ruch lleva viajando por todo el país desde principios de año, empaquetando sacos de patatas en un banco de alimentos de Idaho y repartiendo comida a ancianos de Oregón. Según NBC News, en un futuro próximo tiene previsto cocinar en Montana y ayudar en una cafetería de Dakota del Sur.

Doug Ruch, enfermo de cáncer, necesita donativos para su proyecto

Para que este hombre de 55 años pueda viajar de A a B, está pidiendo donativos en la plataforma GoFundMe. Hasta ahora se han recaudado así unos 68.000 dólares estadounidenses (60.000 euros).
Ruch ha podido utilizar el dinero para comprar un coche, por ejemplo. Ya ha recorrido más de 6500 kilómetros por las autopistas estadounidenses en el Chevrolet rojo vino.
Sin las donaciones, su proyecto favorito no sería posible. El tejano declaró al Washington Post que en los últimos años había tenido que pagar de su bolsillo unos 80.000 dólares por su tratamiento contra el cáncer y que después estaba prácticamente arruinado. Culpa de ello al "maltrecho sistema sanitario de Estados Unidos".
Sin embargo, los días en que Ruch albergaba resentimiento hacia terceros han quedado atrás. El tejano vive el momento. "Puedo sentir las hormonas de la felicidad y la energía extra", dice cuando se le pregunta por su trabajo voluntario.