Los padres quieren ir a un restaurante durante dos horas con un niño pequeño: Lo que luego experimentan sorprende a muchos
Orange County (California) - Casi todos los padres pueden identificarse con esta experiencia: ir a un restaurante con los niños, y toda la vergüenza que ello conlleva. Sin embargo, Gigi Brooks y su marido no quieren que el viaje se eche a perder y a veces se llevan a su hijo Mason (1) al restaurante durante dos horas. Cómo transcurrió una de estas visitas el mes pasado ha sorprendido a los usuarios en TikTok.

La pareja de Orange County, California, probó suerte con el pequeño de un año justo antes de Navidad. En el vídeo correspondiente, el pequeño se sienta bien educado en su trona mientras su madre sonríe orgullosa a la cámara.
Sólo eso ya impresiona a muchos espectadores. El curioso clip ha alcanzado ya casi 600.000 clics y cientos de comentarios. A menudo queda claro que son otros padres los que quieren aportar su granito de arena.
Pero, ¿es realmente cierto lo que Brooks sugiere en el vídeo?
Newsweek preguntó esta semana a la joven madre cómo fue realmente la visita.
Gigi Brooks admite algunos problemas tras el vídeo viral de TikTok

En declaraciones a la revista estadounidense, Brooks se mostró de lo más habladora y explicó largo y tendido cómo se las apañan ella y su marido para mantener sus visitas a restaurantes con Mason.
"Le llevo sus comidas favoritas en una caja de aperitivos, normalmente fruta, y siempre pedimos su comida en cuanto nos sentamos", explica la californiana. "También llevo una bolsa de restaurante llena de actividades para mantenerle ocupado", añade. Además de libros y juguetes, su marido y ella también juegan con su hijo.
Aun así, Brooks admite: "Una vez nos sentamos, pedimos toda nuestra cena de aniversario y nos dimos cuenta de que a Mason le estaban saliendo los dientes y estaba pasando una mala noche". Fue un poco lío, dice. "Así que pedimos que nos empaquetaran toda la cena".
Una vez más, queda claro que un vídeo corto difícilmente puede reflejar la realidad. Es más, muchos niños no se vuelven mucho más activos hasta los dos o tres años.
Mason decidirá entonces cómo serán sus futuras visitas a restaurantes.