EE.UU. - Su matrimonio de once años se destruyó de un plumazo. Joy Harrington no estaba en absoluto preparada cuando se enteró de que su marido era adicto al porno y le era infiel. Pero lo que hizo a continuación sorprendió a muchos.

En lugar de renunciar a su matrimonio, dio un ultimátum a su marido. En declaraciones a Newsweek esta semana, reveló lo que había detrás: ante todo, sus hijos en común.

"Sabía que un día me lo preguntarían todo, y tenía que poder mirarles a los ojos y decirles que lo había intentado todo para salvarles", explica Harrington, que vive con su familia en Estados Unidos .

Había dado 30 días a su marido para que le diera una razón para no solicitar el divorcio. "También incluí una lista de cosas que necesitaba ver de él, incluida la búsqueda de un consejero especializado en adicción a la pornografía".

Así que el marido de Harrington aún tenía una oportunidad. ¿Pero estaba dispuesto a aprovecharla?

De hecho, el padre empezó a girar como un loco. En lugar de esconder la cabeza bajo el ala, fue atendiendo una a una las demandas de su mujer. Con el tiempo, el enfado de Harrington por la traición se convirtió en admiración cuando su marido hizo todo lo posible por enmendarse.

Sin embargo, esto también tuvo un precio: durante tres años, la pareja trabajó intensamente para salvar el matrimonio. A cambio, Harrington y su marido acabaron teniendo una relación mejor de la que habían tenido nunca. Por eso también volvieron a ser padres.

"Se puede tener un matrimonio increíble después de una infidelidad. Cuando se despojan del estigma y lo ven como parte de su historia, pero no de su identidad, todo cambia", explica la estadounidense a la revista News.

Harrington asesora ahora a otras parejas que atraviesan una crisis de pareja. Un vídeo de Instagram en el que reflexiona sobre su propia historia recibió casi 20 millones de clics el año pasado.